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¿CÓMO ENSEÑAR A TUS HIJOS A MANEJAR SU IRA?


¿CÓMO ENSEÑAR A TUS HIJOS A MANEJAR SU IRA?

 

 

La ira, como cualquier otro sentimiento, es normal y humano. Un sentimiento que nuestros hijos, como cualquier otra persona, van a experimentar muchas veces en su vida. Generalmente la experimentamos cuando las cosas no resultan de nuestro gusto o cuando sentimos temor o dolor.  Sí, detrás de la ira, hay dolor y/o miedo.  Analiza la próxima vez que la sientas, y comprobarás que esto es verdad. Cuando algo nos duele o causa temor, con frecuencia lo encubrimos con ira, ya que el miedo y el dolor lastiman mucho y nos hacen sentir pequeños, vulnerables, indefensos. En cambio la ira, nos hace sentir fuertes y grandes.  El encubrir el dolor y el temor con ira, reaccionando con todos los signos que la acompañan, no es un acto intencional, sino un mecanismo que se dispara de manera inconsciente, con el fin de protegernos de sufrir.

 

Así pues, muchas veces los padres no somos capaces de reaccionar de manera adecuada ante las explosiones de ira de nuestros hijos y mucho menos, de enseñarles  a manejarla de manera sana. Por lo general, las reacciones de los adultos ante la ira de sus hijos pueden ser:

 

·      Despreciarlos, regañarlos o golpearlos. Esta actitud, en lugar de enseñarles algo útil, les deja el mensaje de que cuando se sienten así, son indeseables, malos e indignos de amor. 

 

·      Darles lo que quieren para que no se enojen o para que detengan su reacción de ira, lo cual reforzará este comportamiento, enseñándoles que enojarse funciona para adquirir lo que quiere o salirse con la suya, y se establecerá como un patrón en su vida.

 

·      Dejarlos explotar y llegar hasta niveles donde se pierde el control y el niño golpea, destruye o lleva a cabo comportamientos peligrosos.

 

Es cierto que podría sugerirte muchísimas cosas y detallar, explicar, desmenuzar los porqués y los comos sobre este asunto del manejo de la ira. Pero se muy bien que ser padre no es nada fácil, y que a veces nos sentimos agobiados, con tantas cosas que hay que aprender, saber y hacer.  Por eso te voy a ofrecer algo muy sencillo: cuatro simples propuestas fáciles de recordar y de llevar a cabo, pero que pueden dejar en tu hijo aprendizajes realmente útiles para el resto de su vida.

 

-       Designa un rincón de tu casa, (puede ser literalmente un rincón o toda una habitación, según el espacio con el que cuentes), para que ahí haya objetos que  sirvan para sacar la ira, por ejemplo: cojines, un bate de plástico para pegarles, una perilla de box, o cualquier cosa como estas. De antemano se hace un acuerdo de que cualquier miembro de la familia que esté enojado, irá a ese rincón a sacar su frustración y coraje, en lugar de agredirse física o verbalmente entre sí. Enséñale también que otros movimientos intensos con el cuerpo son igualmente útiles para  este fin, por ejemplo: subir y bajar escaleras, salirse a caminar o a correr y también darse un baño o respirar profundamente, ayudarán a recobrar la calma.

 

-       Durante el episodio de ira, “échale un ojo”, pero no pongas demasiada atención, y mucho menos le des lo que quiere con el fin de calmarlo; no le sigas el juego. Y déjale bien claro: “aunque te enojes, de todas maneras no te voy a dar permiso de ir, o no te voy a comprar el juguete”, etc.

 

-       Cuando ya haya pasado el episodio de ira, explícale con palabras adecuadas a su edad, que no es malo por sentirla, que todas las personas tendemos a enojarnos cuando las cosas no suceden como las queremos, pero que es muy importante saber qué hacer cuando estamos enojados. Explícale también el porqué no le diste ese permiso o esa cosa y déjale bien claro, con voz firme y convincente, que así no va a conseguir las cosas y que cuando decides decirle No, aunque se enoje, seguirá siendo NO.

 

-       Enséñale a hablar de lo que siente, ya que el hacerlo ayuda  a ver las cosas desde otra perspectiva y entenderlas mejor. Ayúdale a entender que las cosas, situaciones y personas, tienen derecho a ser como son, y no tienen porqué ser como él quiere.

 

Con estos sencillos manejos y tu amor, añades una preciosa y valiosa gema, en el cofre de tesoros que todos llevamos dentro y que está formado por los variados aprendizajes y recursos que a lo largo de la vida recibimos de nuestros padres.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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