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¿CÓMO MANEJAR LOS BERRINCHES DE LOS NIÑOS… Y DE LOS ADULTOS TAMBIÉN?


¿CÓMO MANEJAR LOS BERRINCHES DE LOS NIÑOS… Y DE LOS ADULTOS TAMBIÉN?

 

 

Un berrinche es una extrema reacción de enojo, desilusión, exigencia, impotencia y más, que se presenta cuando las cosas no son como se quieren y en el momento en que se desean. 

 

Aunque esta conducta es normal en los niños de entre 1y1/2 a 3y1/2 años de edad aproximadamente, también se encuentran muchos adultos que la presentan.  Los berrinches de los niños a la edad mencionada, son parte de su proceso de desarrollo, debido a que en esta etapa de la vida, la meta a lograr es la AUTONOMÍA: la separación de la madre para diferenciarse como un individuo aparte. Los bebés no tienen individualidad, podríamos decirlo así. Se perciben a si mismos como una unidad con su madre, lo cual se llama simbiosis. Para poder lograr esa individualidad y un desarrollo sano hacia la siguiente etapa, la psique del niño instaura el berrinche como una herramienta para reafirmarse a si mismo, para expresar y dejar bien claros sus sentimientos, necesidades y deseos.

 

Un manejo inadecuado de esta conducta puede ser el permitirle al niño el berrinche y ceder a sus demandas. Otra faceta de un mal manejo es el reprimirlo en exceso deteniendo el berrinche a través de golpes, gritos y fuertes castigos. El primer tipo de abordaje  creará una fijación en esta etapa, en el sentido de que la persona seguirá siendo un niño berrinchudo, aunque metido en un cuerpo de adulto; este presentará dicha conducta cada vez que las cosas no sean como las quiere y en el momento en que las desea. Por el contrario, cuando ha habido excesiva represión y agresión ante el berrinche, la fijación en esta etapa se manifiesta a través del desarrollo de una personalidad pasiva, timorata, demasiado complaciente y dependiente. Puede ser que también desarrolle importantes conflictos con la autoridad, lo cual se manifiesta en no respetar jerarquías e ir en contra de las reglas nomás porque sí, aun cuando estas sean necesarias y útiles para todos.

 

La siguiente es una forma sana de manejar los berrinches de los niños, que te convendrá tomar sólo como una guía que tú ajustarás según las circunstancias, y no cómo una receta rígida:

 

Cuando el niño quiere algo, sea lo que sea, hace un berrinche para conseguirlo. A veces hay que otorgarle lo que quiere, pero a veces no.  Para discernir sabiamente si es conveniente, pregúntate:

 

- ¿Eso que quiere le perjudica a sí mismo o a otros?

- ¿Va a tener consecuencias desfavorables en  el futuro cercano o lejano del niño?

 

Si tu respuesta es NO le perjudica a si mismo  o a otros y no tiene consecuencias inconvenientes, entonces otórgale lo que quiere, porque esto también le ayudará a lograr su individualidad y autonomía.

 

Pero si consideras que eso que desea SI perjudica a sí mismo o a otros y tiene consecuencias indeseables, entonces deberás responder con un NO firme y consistente. Esta negativa sin duda ocasionará un berrinche. Ante ello, explícale UNA SÓLA VEZ, con voz tranquila pero firme y viéndolo de frente:

 

      -No vas a comer golosinas porque no has comido. Aunque llores y te enojes,  no te voy a dar.

 

        -No te voy a comprar un juguete hoy.  Te dije antes de salir de casa que no

te iba a comprar ningún juguete. Aunque llores no te lo voy a comprar.

 

  -No puedes jugar con la computadora de tu papá. Ya sabes que eso no lo debes tocar. La voy a retirar de aquí.

 

      Y acompaña tus palabras con las acciones acordes a ellas.

 

Enseguida es muy importante que ignores el berrinche, en lugar de ponerle atención o seguir repitiéndole las mismas explicaciones una y otra vez. Cuando le ponemos tanta atención a una conducta, la reforzamos. Una vez que se ha calmado (no antes) exprésale tu amor de la manera que quieras y ya no sigas hablando del asunto. Algunos niños tienden a hacer demasiado drama y a veces presentan reacciones que pueden resultar peligrosas, como jalonear un mueble que se pueden echar encima o golpear una ventana que puede quebrar y cortarse. Hay que “echarle un ojo” durante el berrinche y si estas cosas suceden, debemos detener esa conducta de inmediato, alejando al niño de la ventana o del mueble y evitando el acceso a ello según sean las circunstancias. Quizá cerrando la puerta o llevándolo a otra habitación. El resto del proceso sería como te lo mencioné.

 

Lógicamente, tendrás que adaptar  estas recomendaciones a la situación, circunstancias y lugar donde te encuentres. Y por favor ¡cumple lo que dices! para que no pierdas la credibilidad y autoridad ante tu hijo.

 

¿Y cómo manejar los berrinches de los adultos? Pues exactamente bajo el mismo principio. Es indudable que algunos adultos también hacen berrinches… estilo adulto por supuesto. Es decir, no se tiran al suelo a patalear ni se ponen a gritar y revolcarse en público (eso espero). Los berrinches adultos se manifiestan normalmente en terquedades sin sentido y toda clase de reacciones infantiles cuando las cosas no son de su agrado. No debemos entrar en el juego ni dejarnos manipular por esa conducta. Veamos un ejemplo: las cosas no se dan como tu familiar adulto quiere. Entonces  hace un berrinche diciendo que no irá a tal lugar.  En lugar de dejarte manipular por esa conducta dejando todos de ir, o rogándole para que cambie de opinión, dile algo como: “bueno, pues si no quieres ir, nos vemos al rato porque yo/nosotros si vamos”… y hazlo.

 

A veces los berrinches de los adultos son tan absurdos, que se niegan a algo porque están enfurruñados, como si con eso castigaran a alguien. La verdad es que se castigan sólo a sí mismos. Una maestra que tuve cuando estaba en primero de secundaria, decía cada vez que alguna alumna presentaba una conducta berrinchuda: “tú estás como el loco que dice: no como, amuélese quien se amuele”. Esta frase lo dice todo.

 

La conducta de berrinche tanto de los niños como de los adultos, se superará con un manejo adecuado de la misma. Los niños de la edad mencionada la presentan por un proceso normal en esa etapa de su desarrollo, los adultos, porque cuando niños no hubo quien se las manejara apropiadamente y la llevan hasta  la adultez.  Con la conducción adecuada los niños transitarán sanamente por esta etapa de su vida.  Con el manejo adecuado, los adultos podrán superar esa fijación y madurar.  ¡Qué maravilla!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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