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.- ¿CUÁLES SON ALGUNAS DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y MUJERES?


¿CUÁLES SON ALGUNAS DIFERENCIAS ENTRE HOMBRES Y

MUJERES?

 

Sin duda alguna, además de las obvias diferencias físicas entre el hombre y la mujer, existen otras de naturaleza psicológica que no son tan fáciles de notar, lo cual hace que muchas personas no sean conscientes de ellas, aunque sin duda alguna, todos somos “víctimas” de su influjo. Algunas de estas diferencias son debidas a la naturaleza y otras, a los aprendizajes culturales.

 

Es importante aclarar que aunque  lo que presentaré a continuación no es aplicable  a TODOS y a TODAS, si lo es a la gran mayoría de nosotros. Hay un buen número de diferencias entre hombres y mujeres, y en éste espacio trataré sólo algunas de ellas, pretendiendo que el conocerlas contribuya a comprendernos mejor y resentirnos menos las unas con los otros.   

 

Con la voz quebrada y las lágrimas a punto de salir, una esposa le cuenta a su marido que ha tenido una mañana terrible: “mi mejor amiga me traicionó, le platicó a otras algo que  le pedí que mantuviera en secreto;  luego fui al súper y al salir se me cayó la bolsa con lo que acababa de comprar; se quebró el frasco de mayonesa y todo quedó  embarrado y sucio,  ¡me dio tanta vergüenza!, y no he terminado de hacer la comida...”

 

El esposo, notoriamente incómodo por la reacción emocional de su mujer, contesta: “¿cuánto costó la mayonesa? ¿20, 30 pesos? ¿Para qué sufres por 30 pesos?  Y de tu amiga, ya te había dicho que esa mujer no me cae bien y que no me gusta que salgas con ella; simplemente no le vuelvas a hablar. Yo no entiendo porqué le tienes que andar contando tu vida a tus amigas. Y necesitas organizarte mejor para que alcances a hacer tus cosas sin estresarte tanto”...

 

Entonces, ¡la esposa ahora sí suelta el llanto!

 

Esta situación que nos puede parecer tan familiar, nos muestra cómo la mujer experimenta y expresa fácilmente sus sentimientos, necesita hacerlo, mientras que  el hombre tiende a explicarlos y a suponer que debe proporcionar soluciones ante ellos.

 

Si el hombre de nuestro ejemplo sólo hubiera escuchado, abrazado y dicho algo cariñoso a su mujer, eso hubiera bastado para hacerla sentir comprendida  y apoyada… ¡de inmediato!  Generalmente, cuando la mujer habla con su pareja de lo que le pasa, no está pidiendo consejos ni soluciones, sino ser escuchada y recibir ese abrazo protector que le haga sentir que todo está bien. Su hombre que la escucha, en cambio, supone que SIEMPRE tiene que dar soluciones, porque los hombres aprenden que son solucionadores de problemas.

 

 Las mujeres no buscamos soluciones cuando le contamos algo cargado de emociones a nuestro hombre, sino ese consuelo que sólo sus deliciosos brazos pueden proporcionar. Cuando deseamos soluciones o consejos los pedimos; si no lo hacemos, es porque no los queremos.

 

Otra de nuestras diferencias, es que la mujer tiene una inteligencia global y puede entender una situación sin la necesidad de pasar por las etapas de deducción, inducción, conclusión, etc. Es lo que llamamos “intuición o sexto sentido”: saber algo sin saber porqué se sabe. El hombre en cambio, tiende al razonamiento lógico y a buscar explicaciones  causa-efecto, tal vez por eso suele ser más escéptico que la mujer y sólo acepta una idea si conoce su origen y desarrollo y si  puede ser explicada desde de la lógica., mientras que la mujer acepta una idea porque “le late” que es verdadera.

 

A veces, una mujer le dice a su marido que no tome cierta decisión porque “siente” que se va a meter en problemas. Quizá él rechace su opinión argumentando que ella no sabe de lo que habla… ¡Pero ella tenía razón!, y en efecto, se metió en graves problemas. Por otra parte, el hombre tiene una gran capacidad de ver con objetividad una situación en la que la mujer  se está ahogando en un vaso de agua, pero con mucha frecuencia ella no escucha ni aprecia sus opiniones. En lo personal, cada vez que me siento abrumada o atorada en alguna situación, la comento con un hombre que yo considere inteligente (por fortuna tengo muchos alrededor), ya sea mi pareja, un colega, un hermano, o un amigo. Siempre me impresiona gratamente la capacidad que ellos tienen de ver lo que yo no estoy viendo y ayudarme a percibir la situación desde otra perspectiva, lo cual modifica para bien mi estado emocional y mis planes de acción.  

 

En el aspecto social, las mujeres necesitamos hablar sobre nuestras experiencias y sentimientos y nos es fácil y muy grato mostrar nuestro mundo interior a nuestras amigas o hermanas.  Los hombres no se sienten cómodos con tal grado de intimidad entre ellos, por lo que normalmente hablan de anécdotas y rarísima vez de sentimientos o experiencias personales y mucho menos, profundas. Si las mujeres no hablamos de nuestro mundo interior, nos deprimimos y frustramos, cosa muy difícil de entender para los hombres, que prefieren guardar el suyo en privado.

 

Otra diferencia sobre la que es interesante hablar, es la referente a la forma y ritmo en que cada uno comenzamos el día.  La mujer es capaz de “conectarse” y estar alerta de inmediato, en cuanto despierta (tal vez tenga que ver con la maternidad) y el hombre necesita alrededor de 20 minutos para sentirse cómodo llevando a cabo actividades que le exijan  concentrarse, seguir una conversación “hilada” y comenzar a funcionar completamente. Es capaz de realizar los actos “rituales” de cada mañana (afeitarse, bañarse, etc), pero no le es grato mantener una conversación o tener que concentrarse.

 

Con frecuencia la mujer, durante estos 20 minutos de somnolencia  y desconexión se su hombre, quiere expresarle sus cosas, hablarle de sentimientos o de los problemas que hay que resolver, hacer planes para algo, etc.  Muy probablemente su hombre diga si a todo… pero… ¡no sabe lo que dice!   Y cuando llega la hora de cumplir lo pactado, no hay tal.  La mujer se molesta y resiente, sin entender que en el momento aquel en que esos temas se trataron y esos acuerdos se hicieron, su hombre no estaba en sus cinco sentidos.

 

Otra diferencia que muy comúnmente causa problemas de pareja, es el hecho de que las mujeres tendemos a poner demasiado drama emocional en diversos asuntos, lo cual, de manera infalible, cierra los oídos de nuestro hombre y las puertas de la comunicación entre ambos.  Por ejemplo, la mujer le dice: “siempre te quedas en la oficina hasta muy tarde y no te importa si me siento sola o estoy triste o aburrida. Nunca me llevas al cine ni a  ningún lado porque lo único que te importa es tu trabajo y no te interesa si nuestra relación se está afectando….”  Ten por seguro mi querida congénere, que no escuchó la mitad de tus lamentos, porque los hombres tienen una impresionante habilidad para que automáticamente se les cierren los oídos cuando comenzamos a reclamar y lamentarnos.  Si realmente deseas que te escuche, llegue temprano y te lleve al cine, simplemente dile: “Tengo muchas ganas de ir al cine contigo y comer palomitas mientras vemos la película. ¿Podrías llegar temprano hoy o mañana para que vayamos?  ¡Te garantizo que irás!

 

Disfrutemos  las inevitables diferencias y enriquezcamos con ellas nuestras vidas; comprendamos que ni las unas ni los otros estamos equivocados,  así como ni las unas ni los otros somos los mejores… simplemente, somos diferentes… ¡Y VIVA LA DIFERENCIA!

 

 

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