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¿CÓMO ENSEÑAR A TUS HIJOS A VER “MÁS ALLÁ”?


¿CÓMO ENSEÑAR A TUS HIJOS A VER “MÁS ALLÁ”?

 

 

En una ocasión, cuando yo tenía unos 6 años, íbamos en carretera a visitar a mi abuelita al hermoso estado de Michoacán. En algún punto del trayecto, aventé por la ventanilla del coche una lata de jugo a la que le acababa de dar el último trago.  Para mí fue un acto inofensivo y mi única intención era deshacerme de esa basura. Nunca se me ocurrió que mi acción podría tener efectos negativos.  Al oír el sonido de la lata sobre la carretera, mi papá miró de inmediato por el espejo retrovisor para ver de qué se trataba y alcanzó a ver cómo el auto que iba detrás de nosotros tuvo que frenar y esquivar bruscamente la alocada lata, que de seguro lo tomó por sorpresa. Eso pudo haber tenido consecuencias graves y yo hubiera sido la culpable.

 

Me dio miedo de que me fueran a regañar, pero en lugar de eso, mi papá me dijo con una actitud calmada y amorosa, que no debía lanzar nada por las ventanillas del coche y me explicó con detalle el porqué. Me dijo que no sólo pondría en peligro al coche o los coches de atrás, sino cómo afectaba al campo esa basura que estaba tirando en él. Yo escuché muy atenta y sorprendida; nunca me hubiera imaginado lo que esa acción podría ocasionar.  Y aprendí la lección… jamás lo volví a hacer.

 

También recuerdo cuando mi mamá me encontró en el patio con la manguera abierta a todo lo que daba, desperdiciando el agua profusamente nomás porque sí. Cuando me explicó que si algunos desperdiciábamos agua, a otros no les llegaba el suministro, sentí pena por la gente que era afectada por la manera en que otros desperdiciábamos el agua. Y también aprendí mi lección… jamás lo volví a hacer.

 

Ya siendo adulta, recuerdo cuando leí sobre la importancia de no acumular ropa y cosas que no utilizamos, porque por un lado bloqueamos la energía, impidiendo que fluya la vida y nos traiga “lo que sigue”, nuevas experiencias y nuevas cosas; y por otro lado, impedimos que esa ropa u objetos cumplan la función para la que fueron hechos y puedan ser usados por otras personas que los necesitan.  Comprender esto y enseñárselo a mis hijos, nos convirtió en gente que no acumulamos, que sólo tenemos lo que utilizamos, o dicho de otra forma, todo lo que tenemos lo utilizamos.

 

Mis hijos fueron niños que nunca tiraron basura fuera del cesto, porque algún día su padre y yo les explicamos los negativos efectos que trae el tirar basura fuera de su lugar. Los hijos de mis amigos, que son agricultores, valoran mucho más que otros niños, jóvenes o adultos, lo que significa tener verduras y frutas sobre la mesa, porque conocen el arduo y largo  proceso que se tiene que llevar a cabo para producirlos.

 

Yo estoy profundamente convencida de que muchísimos niños (y adultos también), no saben la trascendencia que tienen sus actos, por eso los llevan a cabo, Hace unas 3 semanas, la maravillosa mujer que se encarga de limpiar mi hogar, me comentó con un tono de inconformidad y queja, que ya no les dan bolsas de plástico en la tienda donde compra sus frutas y verduras y que la dueña de la misma les dijo que deben traer sus propias bolsas que no sean de plástico desechable.  Cuando le expliqué con el mayor detalle que pude, cómo los billones de bolsas de plástico que lanzamos a la basura contaminan tremendamente nuestro planeta, estaba realmente sorprendida y su actitud cambió por completo.  Días después me dijo notablemente entusiasmada, que tanto ella como sus hermanas y su mamá, habían comprado unas bolsas para compras y siempre las llevaban para que ya no les dieran bolsas de plástico. 

 

Estoy segura de que cuando nos informan sobre las consecuencias negativas de alguna acción, la mayoría estamos dispuestos a evitarla. Y los niños ni se diga.

 

Otra faceta de este ver “más allá”, consiste en explicar a tus hijos el proceso que se sigue para elaborar nuestra ropa, alimentos, coches, zapatos, etc. y cada que sea posible, llevarlos a las fábricas de cualquier tipo de artículo, porque de esta manera –además de que pasarán un rato muy agradable- le darán un sentido más profundo a todo, valorándolo y apreciándolo.

 

Si nuestros hijos comprenden el trabajo que hay detrás de lo que comen y tienen, así como el porqué hay que respetar a la naturaleza, cuidar el agua y usar  la electricidad con mesura y conciencia, ellos conocerán, entenderán y valorarán; y de esto vendrá un respetuoso cuidado por la vida.  

 

 

 

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