Para comprender todo este asunto de la “parte oculta” de la relación padres-hijos, necesitamos hablar primero de los mecanismos de defensa. Estos son medios que utilizamos inconscientemente para afrontar las situaciones difíciles, distorsionando, disfrazando o rechazando la realidad y así reducir la ansiedad; aunque existen alrededor de trece mecanismos de defensa, para los fines de éste libro nos enfocaremos en tres de ellos que son la proyección, la negación y la formación reactiva. De esta última hablaré en el capítulo 5.
Si bien todas las personas en ciertos momentos utilizamos algún mecanismo de defensa, esto sucede en mínimo grado en las personas psicológicamente sanas y maduras, ya que estas tienen un muy buen grado de autoconocimiento y manejo de sus propios procesos. De tal manera que mientras más sana es una persona, menos utiliza los mecanismos de defensa, y cuando lo hace, casi siempre es consciente de ello.
Debido a que en este libro estaremos revisando las diferentes formas de proyección que los padres hacemos con nuestros hijos, y cómo la negación nos impide reconocerlos, a continuación explicaré en qué consisten estos dos mecanismos, que son por demás interesantes.
La proyección, es el proceso de atribuir a otros lo que pertenece a uno mismo, de forma tal que aquello que percibimos en los demás, es en realidad una proyección de algo que nos pertenece, ya sea un sentimiento, una carencia o necesidad, o un rasgo de personalidad. Si bien la proyección es un mecanismo que puede ser disparado ante cualquier persona, en este libro nos enfocaremos específicamente a la proyección en las relaciones con nuestros hijos.
Pero, ¿Es posible que exista una relación donde la proyección no se dé? La respuesta es no. Mientras vivamos en un cuerpo físico en el planeta tierra, estaremos proyectando. De hecho, la proyección no está mal en sí misma, ya que puede ser un eficáz medio de autoconocimiento, pues los demás funcionan como espejos de cuerpo entero que te permiten ver rasgos de ti mismo –funcionales y disfuncionales- que de otra manera te sería muy difícil identificar. Por eso se dice que las personas que te caen mal son una maravillosa fuente de información respecto a lo que no has solucionado en ti mismo.
Es importante mencionar que la proyección no sólo se da en un sentido negativo, es decir, no sólo proyectamos en los otros nuestros conflictos de personalidad, sino también nuestras áreas de luz, de manera que todo eso que te gusta de otra persona, es tambien una proyección de los aspectos bellos y sanos de ti mismo.
Las personas que critican constantemente, que en todo y en todos encuentran un motivo de queja, que perciben siempre el punto negro en el mantel blanco, tienen un gran desprecio por sí mismos, tienen una sombra** tan grande, que constantemente la proyectan a todo su alrededor.
Así mismo, quienes ven belleza, bondad y luz en otros, están proyectando su propia belleza, bondad y luz.
Otro mecanismo de defensa del que es indispensable hablar es la negación. Esta se refiere a la no aceptación de una realidad externa, por ejemplo algo que está sucediendo, o interna, como una necesidad, un sentimiento, un deseo o un rasgo de personalidad, porque resulta amenazante y difícil reconocerlo.
Lo primero que necesitas hacer, siempre que quieres cambiar algo es salir de la negación, ya que es imposible que puedas hacer cualquier tipo de manejo con algo que supones que no existe. Cómo buscas soluciones a un problema si te aferras a la idea de que no lo tienes?
Salir de la negación, reconocer que hay algo que no funciona, que necesita ser cambiado, e incluso, reconocer que a veces no puedes sólo y necesitas ayuda, es el primer gran paso, uno indispensable sin el cual no es posible la curación y el cambio. Después de éste paso –por cierto quizá el más difícil- todo lo demás viene casi por añadidura.
Pero ¿por qué es tan difícil reconocer nuestros sentimientos mal llamados “negativos” (los sentimientos no son negativos o positivos, simplemente son) como la envidia, el resentimiento, la ira, o el miedo? ¿Por que es tan difícil aceptar que tenemos un problema, que no sabemos cómo, que nos estamos equivocando? Porque casi todos nosotros crecimos dentro de sistemas familiares, escolares y sociales en los que aprendimos que cometer un error es vergonzoso, que tener un problema, no saber cómo o necesitar ayuda es signo de ignorancia y debilidad y hay que ocultarlo para no sentirnos tontos, débiles o ignorantes. Así mismo, los sentimientos “negativos” (aun cuando todos los vivimos) son tan mal vistos socialmente, que aprendemos a reprimirlos, negarlos o distorsionarlos para ser aceptados.
Entonces, poco a poco nos convertimos en expertos en negación, y vamos por la vida, a veces durante años, mintiéndonos a nosotros mismos, porque la negacion es eso, una gran mentira que apuntalamos y sostenemos a costa de lo que sea para no enfrentar una realidad que nos resulta sumamente amenazante.
* término propuesto por Carl G. Jung para referirse a los aspectos indeseables de la personalidad que están fuera de nuestra conciencia.