Una estrategia es un plan compuesto de ciertas acciones que en conjunto tienen la finalidad de lograr un objetivo. En esta sección te propongo algunas enfocadas a niños de preescolar, otras a niños en edad escolar y otras a adolescentes. Todas efectivas y todas dirigidas a que logres extinguir conductas inaceptables, establecer límites y disciplina, y como consecuencia, forjar un carácter fuerte en tus hijos.
CONSIDERACIONES GENERALES
No importa la edad que tengan tus hijos, es importante que tomes en cuenta las siguientes recomendaciones:
1- Establece una estrategia, sólo en los siguientes casos:
a) En los asuntos que son “fuentes de conflicto”. Esto significa: eso por lo cual pelean, por lo cual gritas todos los días o con frecuencia, eso que te causa ansiedad y estrés. No queremos que te conviertas en una madre/padre “introyector de normas” y nada más, ni que tú hogar sea el remedo de un colegio militar
b) En los asuntos que son trascendentes para la vida de tu hijo. Un hijo que no tolera un no, que no soporta cuando la realidad es diferente a lo que él desea, que no valora y aprecia lo que se le da, que sólo piensa en sus necesidades y deseos, que no experimenta las consecuencias de sus actos y decisiones porque sus padres las asumen por ellos, que vive bajo la “ley del mínimo esfuerzo” porque todo se le da en charola de plata, se convertirá en la clase de persona adulta que nadie queremos en la sociedad. Sufrirá fracaso tras fracaso, y su vida será insatisfactoria y más difícil de lo necesario no sólo para él, sino también para sus seres queridos. ¡Eso es trascendente! Algo que te puede ayudar a identificar lo que es trascendente, es el preguntarte si esa determinada conducta le afectará a él o a otros en unos meses, en un año, en cinco... Si tu respuesta es sí, ¡hay que hacer algo al respecto!
2.- Concédete el derecho de ser imperfecto/a. No es posible que lo hagas siempre bien, que manejes todo adecuadamente, que perpetuamente sepas cómo, que siempre puedas y que en todo momento tengas la disposición, la energía y las ganas de aplicar lo que en este capítulo te presento. Aun los padres y madres mejor intencionados, a veces están cansados o abrumados por otros problemas. Sin embargo, cuando establezcas una estrategia se consistente y fiel a ella hasta que se haya logrado el objetivo por el cual la estableciste, por la siguiente razón:
3.- Se consistente. Cuando te interesa cambiar una conducta inaceptable, es indispensable que siempre reacciones a ella de la misma forma. Si a veces reaccionas de una manera, a veces de otra y a veces ni siquiera reaccionas, es imposible que tu hijo pueda hacer una asociación entre una cosa y la otra, de tal forma que la estrategia no funcionará ni en un millón de años. El camino más seguro para que un manejo disciplinario no funcione, es reaccionar cada vez de forma diferente ante la misma conducta. En conclusión:TAL CONDUCTA, DEBE TRAER COMO CONSECUENCIA TAL REACCIÓN DE PARTE DE MAMÁ/PAPÁ… ¡SIEMPRE!
4.- Cuida que la aplicación y control de la estrategia dependa de ti. Si pretendes que la nana sea quien la aplique, los abuelos, los tíos o cualquier otra persona, corres el riesgo de que aquello se convierta en un desastre, porque cada quien lo hará a su manera o ni siquiera lo hará. Así las cosas, sólo quemaremos un valioso cartucho y perderemos la oportunidad de beneficiarnos con la efectividad de esa estrategia. No podemos decirle a un niño algo como: “si vuelves a escupir la comida, no irás a comprar un helado con el abuelo en la tarde”; porque lo más probable es que el abuelo lo llevará a comprar su helado.
Comprendiendo la importancia del “reforzamiento”
En psicología se le llama reforzamiento al proceso mediante el cual la aplicación de un estímulo aumenta la probabilidad de que una conducta se repita o se extinga en el futuro. Dichos estímulos se llaman “reforzadores” y así es en realidad como la vida funciona. Dicho de otra forma, no sólo para los niños, sino también para los adultos, las consecuencias que nos trae una conducta, determina que la sigamos repitiendo o dejemos de hacerlo. Si una conducta nos aporta recompensas materiales o el reconocimiento de los demás, sin duda alguna la repetiremos. Si es lo contrario, se extinguirá.
En los niños y adolescentes, que son los protagonistas en este libro, las consecuencias que una conducta les traiga determinarán fuertemente su repetición o su extinción. Es por ello que siempre insto a los padres a que se den cuenta de esto y reflexionen: ¿Qué consecuencias le trae a tu hijo esa conducta que te desagrada? Con mucha frecuencia, no se han dado cuenta de que no les trae ninguna, o que tal vez les otorga su atención y cercanía. Y como hemos dicho, los niños y adolescentes la necesitan imperiosamente, de forma tal, que prefieren que les demos atención aunque sea para regañarlos, pero mejor eso que nuestra indiferencia. Por lo anterior, procura dar atención a tus hijos cuando presentan las conductas que quieres reforzar.
En todas las estrategias que te presento, relativas a todas las edades, encontrarás que estas están basadas en los mencionados reforzadores o consecuencias, porque esta es la forma natural como la vida funciona; todo acto que realizamos y toda decisión que tomamos, por si mismas tienen consecuencias para bien o para mal y eso es inevitable. En todas las etapas de la vida, el vivir las consecuencias de nuestros actos y decisiones es la mejor manera de madurar y volvernos responsables.
Habiendo dicho lo anterior, entremos ahora en materia… relajados… disfrutando… dándonos cuenta de que es más fácil de lo que creemos, y que sólo necesitamos fluir con la propia sabiduría interior que ya conoce todo esto, porque es sentido común, e insisto, es la forma en que la naturaleza misma funciona. Nuestro cuerpo lo comprende, nuestras emociones y nuestra mente también.