La indiferencia de los padres. Es la frase que engloba perfectamente toda y cada una de las situaciones que vuelven invisible a un niño. En forma general, dicha indiferencia se manifiesta precisamente en la falta de atención e interés en la vida, los asuntos, los sentimientos y las necesidades del niño, cuyos padres ignoran, no “ven”, porque están muy ocupados viendo a los otros hijos, o a sí mismos y sus propios problemas. El niño entonces, es ignorado, invisible, no es “visto”.
Los niños cuyos padres están demasiado ocupados en sus quehaceres o en sus problemas, y en consecuencia no los atienden, desarrollarán esa sensación de aislamiento y soledad que son típicos de los seres invisibles. Recordemos que en la infancia, lo que nos da el punto de referencia de que existimos, somos valiosos y merecedores, es justamente la atención que nos dan los adultos significativos, pero muy especialmente, nuestros padres.
Son pues, determinadas situaciones de la vida y ciertas actitudes de los padres y adultos significativos, los que vuelven invisible a un bebé, un niño o un adolescente:
- Los padres indiferentes: cuando están demasiado ocupados en sus propios asuntos, que no pasan tiempo con sus hijos y/o no prestan atención a sus necesidades. Los padres ausentes en la vida de sus hijos, por la razón que sea (demasiado trabajo, conflictos emocionales, enfermedad física, incapacidad de amar y comprometerse, etc.), les envían el mensaje de que todo lo demás es mucho más importante que ellos.
- Cuando los padres y familiares adultos no les cumplen las promesas que les hacen
- Cuando no se toma en cuenta al niño o adolescente para ningún asunto relacionado con la familia
- Cuando existe en casa un hijo enfermo o que presenta problemas de cualquier tipo, que acapara toda la atención de los padres y se olvidan de los otros hijos.
- Cuando no se le informa sobre acontecimientos que conciernen a la familia o directamente al niño. Por ejemplo, que el tío vendrá a vivir con ellos durante algún tiempo, que el padre cambiará de empleo, o las razones por las que se le va a cambiar de escuela.
- Ignorar sus sentimientos y no apoyarlo o minimizar lo que el niño considera sus problemas
- Literalmente, como estilo de vida (patrón) NO VERLO directamente a la cara cuando le hablamos o nos habla.
- No tomar en cuenta sus ideas, comentarios, sueños, logros, errores, etc.
- Ser injustos con los hijos y no darles lo mismo a todos o prohibirles lo mismo a todos. Tener preferencias por un hijo sobre el otro.
- Cuando los padres o uno de ellos abandona, lo cual hace sentir al hijo que no es suficientemente valioso como para que el padre o madre quiera estar con él y por eso se va.
- Cuando un hijo muere y la madre, el padre o ambos, sumidos en su duelo, se olvidan de que tienen otros hijos vivos, que los necesitan. Es natural y necesario respetarse uno mismo su tiempo de duelo, pero cuando este es mal manejado, puede extenderse por muchos años o el resto de la vida de los padres, dejando a los otros hijos “huérfanos” y desamparados.