Esta es otra faceta que toma la necesidad de vigilar y se presenta dentro de las siguientes circunstancias:
Muy frecuentemente, por desgracia, uno de los hijos/as asume el rol que en terapia familiar llamamos “hijo parental”, el cual explico ampliamente en el capítulo 10 de mi libro Tu hijo, tu espejo. Este rol se refiere al hecho de que, ante ciertas circunstancias familiares, alguno de los hijos/as -simbólicamente hablando-, deja su lugar en el subgrupo de hijos y sube al subgrupo de las cabezas de familia, o sea, el de los padres, de quienes se esperaría que ejercieran la autoridad y todo lo que ella conlleva. Este hijo/a parental siente que tiene que proteger tanto a sus padres como a sus hermanos, que es responsable de la crianza de éstos y que tiene que encargarse de muchos de los asuntos de la vida familiar, lo cual, en realidad, es a los padres a quienes les corresponde.
Cuando mamá, papá, o ambos están ausentes, cuando son inmaduros, débiles o irresponsables, o padecen alguna discapacidad, aparecerá un “hijo/a parental”. Este es un mecanismo inconsciente de compensación cuyo objetivo es mantener el equilibrio de la familia. Como si el hijo/a supiera -de hecho, lo sabe- que sus padres no pueden con el paquete, entonces alguien lo tiene que tomar. El hijo/a que toma ese pesado rol será el que tiene un tipo de personalidad madura y un yo interno fuerte para poder echar sobre sus espaldas semejante tarea de fungir como el padre/madre de sus hermanos, de sus propios padres y hasta el sustituto de pareja de uno de estos.
El hijo/a que ha asumido este rol, puede que desarrolle, entre muchos otros síntomas, un patrón de insomnio, ya que tiene que estar alerta y vigilante esperando el momento en que lleguen los que andan fuera de casa, y que lleguen bien, para entonces poder “soltar el cuerpo”.
Naty es una chica de 24 años, con un fuerte sentido de responsabilidad que a veces raya en lo excesivo. Su vida es un claro ejemplo de lo que estamos tratando en este apartado. Su madre, dependiente y pasiva, su padre, conductor de un camión de mudanzas que le implica pasar muchos días y noches fuera de casa en sus trayectos por diversas ciudades. Cada que él sale de viaje le encarga a Naty que cuide de sus hermanos menores y de su madre. Los padres con hijos parentales cometen el gran error de darles responsabilidades que no les corresponden, como el de cuidar a sus hermanos y a su madre o padre, y con ello refuerzan ese rol. Una cosa es cooperar en casa en todo lo que la vida familiar requiere, y otra es sentir que la responsabilidad total le toca a ese hijo/a. Proteger a los hijos les corresponde a los padres, a menos que tengan alguna discapacidad o enfermedad que les impida llevar a cabo esa responsabilidad. Entonces, deberán ser otros adultos los que se encarguen de los niños.
Así pues, continuamente, Naty monitorea.
El caso es que ella, aunque se da cuenta de todas las responsabilidades que asume y que no le corresponden, se siente atrapada en este rol de hija parental que ha llevado a cuestas durante muchos años y que le ha generado un insomnio crónico que siempre tiene como causa principal el mantenerse vigilante del bienestar de su familia.