¿ATREVERTE… CON TODO Y MIEDO?
Ser valiente no es no tener miedo; es, con todo y miedo, seguir adelante. La única diferencia entre el cobarde y el valiente, es que el cobarde deja que sus miedos lo congelen y anulen; el valiente continúa su camino, con todo y miedo, dice Osho.
Esta es mi filosofía de la vida: prefiero equivocarme porque hice, que equivocarme porque no hice, por miedo. A veces para lograr algo que deseamos, hacemos todo lo que está a nuestro alcance y aún así no lo conseguimos. En ese caso nos quedaremos en paz y satisfechos; no habrá reclamo hacia nosotros mismos. Pero cuando dejamos que el miedo controle nuestras decisiones y actos, y por él dejamos de intentar, atrevernos y hacer, la vida reclamará y el ser interno estará insatisfecho. De lo que se arrepiente la gente es de lo que no hizo, fue o dijo, por miedo.
En un curso que impartí durante varias semanas, al que llamé precisamente “Atreverte… con todo y miedo”, dejé una “tarea” a los 210 participantes. Esta consistía en hacerle esta pregunta a 10 personas mayores de 65 años: ¿de qué te arrepientes en tu vida? La sesión siguiente, llegaron cada uno con sus respuestas, que en total sumaban 2100; una muestra que cualquier estadista consideraría muy valiosa y confiable. Después de un análisis en subgrupos y toda clase de métodos de retroalimentación, encontramos un común denominador en absolutamente todas las 2100 respuestas. Este era: todas tenían que ver con cosas que dejaron de hacer por miedo, por ejemplo: “no haberme divorciado y seguir soportando el abuso físico, por miedo a estar sola” “no haber puesto mi negocio cuando tuve la oportunidad, por miedo a que me fuera mal” “no haberle nunca dicho a mi padre que lo amaba porque era tan frío que temía que su reacción me hiriera”, “no haber comprado una casa cuando tuve una muy buena oportunidad, por miedo a que luego necesitara ese dinero y ya no lo tuviera, y de todos modos se me fue en tonterías”, etc., etc., etc.
A mí en lo personal, y al parecer a todos los alumnos, me impresionó el cómo el dejar de hacer algo por miedo, se puede convertir en una espina que se clava en el corazón y molesta por el resto de la vida. Reitero entonces: de lo que la gente se arrepiente, es de lo que no hizo, por miedo.
Nos perdemos muchas cosas en la vida por no ser valientes y para que esto no nos suceda, es necesario enfrentar retos. Un reto es una situación que nos parece difícil de afrontar y nos presenta dificultades y obstáculos; que nos enfrenta cara a cara con lo desconocido y nos genera la fría sensación de miedo e incertidumbre
A través de mi propia experiencia al enfrentar retos, y de los cursos que he impartido sobre el tema, he comprobado infinidad de veces que detrás de un reto, por más simple y pequeño que parezca, hay muchísimas fuerzas y ramificaciones que se extienden a diversas áreas de la vida; un reto tiene mucho detrás, lo que significa que cuando vencemos uno, se mueven y desatoran diversas cosas en todas esas áreas, produciendo cambios notorios y a veces hasta espectaculares en nuestra vida.
Un hombre de 32 años tenía un tremendo miedo de ir a restaurantes “elegantes” porque se sentía inferior. Pensaba que si entraba a alguno, todos los presentes iban a verlo con desaprobación y a decirle: “¿qué haces aquí? tú no tienes derecho de venir a este lugar”. Cuando se atrevió a enfrentar el reto de ir a uno, con todo y miedo, se dio cuenta de que nadie reaccionó como él temía, pero además comenzó a atreverse a hacer muchas otras cosas, entre ellas, a iniciar su propio negocio que pronto le rindió frutos. “siempre soñé en poner este negocio, pero nunca creí que lo podría hacer”, me dijo meses después, profundamente emocionado.
“Mientras más retos te pongas, más ángeles se te acercan”. Dice Carolyn Miss, en su libro “Anatomía del espíritu”.
Vencer retos nos libera, nos sana, nos da una gran satisfacción. No obstante, mucha gente prefiere quedarse congelada en una situación que no le gusta, cualquiera que esta sea, en lugar de correr el riesgo de enfrentar un reto. Luego llegan a viejos frustrados y arrepentidos por lo que pudo haber sido y no fue, con su vocabulario lleno de “hubieras”: “hubiera sido valiente para poner mi negocio”; “hubiera estudiado tal carrera”; hubiera luchado para convencer a mi papá en lugar de aceptar el NO sin hacer nada”; “hubiera aceptado aquel empleo”; “me hubiera ido a vivir a aquella ciudad cuando podía”; “hubiera tomado esa oportunidad cuando se presentó”.
Y todo por no haberse atrevido… con todo y miedo.