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.- ¿POR QUÉ ALGUNOS NIÑOS NO QUIEREN COMER?


.- ¿POR QUÉ ALGUNOS NIÑOS NO QUIEREN COMER?

 

 

No hay duda alguna de que comer es uno de los grandes placeres humanos; una acción espontánea y natural que como tal es parte de la vida. A mi como a muchas personas, me encanta la comida, aunque cuando niña las cosas no eran así. Mi propia experiencia como niña que no quería comer, me ha sido muy útil para comprender a estos niños y apoyar a sus padres.

 

Cuando un niño se niega a comer, se debe a ciertas razones que es necesario revisar y poner manos a la obra para solucionarlo. Los padres de estos niños experimentan gran preocupación, dudas, frustración, desesperación y a veces se dan muchos conflictos de pareja, originados por su estado emocional, y por las diferencias de opinión en cuanto a la forma correcta de abordarlo. Los niños por su parte, están también estresados y angustiados. Es sorprendente como este hecho puede ensombrecer y afectar la vida familiar.

 

Obtener la atención de sus padres, es una de las posibles razones por las que un niño no quiera comer, ya que generalmente este hecho provoca que uno de ellos, o ambos, le preparen comida especial o en recipientes especiales con la esperanza de que de esa manera se decida a comer, haciendo entonces al niño sentir especial aunque sea en esos momentos.  Otros padres abordan el problema permaneciendo al lado de su hijo por horas, rogándole y dándole de comer en la boca. ¿Qué podría ser más gratificante para un niño necesitado de atención?

 

Necesitar atención no está mal en si mismo, todos los niños la necesitan, pero cuando esta necesidad es muy marcada, sólo habla de carencias afectivas en el niño. Es muy importante el “cómo” le damos la atención a nuestros hijos, porque cualquier conducta que se las proporcione, la seguirán repitiendo sin duda alguna. Si el no comer le aporta al niño la atención que necesita, seguirá presentando esa conducta. Por otra parte, la cercanía y atención especial que el niño recibe mientras sus padres están aplicados en hacerlo comer, de manera simbólica suple la satisfacción del hambre física, como si el hambre emocional fuera prioritaria y al ser satisfecha en esos momentos, el hambre física se desvanece. Extrañamente, aun cuando la “atención especial” del momento esté acompañada con gritos, regaños o hasta golpes por la frustración e impotencia de los padres, el niño prefiere eso, que ser ignorado por ellos: “rómpeme mátame, pero no me ignores”.(*)

 

Otra de las causas posibles de que un niño se niegue a comer, es que puede estar deprimido. Muchas personas suponen que los niños no se deprimen, pero ¡por supuesto que sucede!  Existen infinidad de razones por las que un niño puede llegar a deprimirse, como la muerte de un ser querido, el no sentirse amado y aceptado, o la existencia de problemas familiares.

Puede existir también algún problema orgánico que provoque la falta de apetito y el desinterés del niño por la comida.  Este puede ser un mal funcionamiento endocrinológico, desequilibrios bioquímicos en su cerebro (a veces hereditarios), o la simple carencia de ciertos nutrientes (vitaminas, minerales y proteínas).

 

Sea cual fuere la causa de que un niño no quiera comer, es de suma importancia  que sus agobiados padres comprendan que esto tiene solución y que pongan manos a la obra para encontrarla, porque esa conducta infantil y la dinámica familiar que se desata alrededor de ella, puede ser el inicio de problemas futuros, mayores y más profundos, en cuanto al tipo de patrones que ese niño desarrolle en su relación con la comida y en sus relaciones interpersonales. El primer paso es identificar la causa que se esconde detrás de ese comportamiento, para que las acciones que se tomen sean las más adecuadas y efectivas.

 

Es necesario acudir con el pediatra para descartar posibles problemas físicos, y también  reconocer cuándo la situación se ha salido del control de los padres que ya no encuentran el camino, y buscar ayuda psicológica profesional para desarrollar un plan de acción a seguir. Este es un problema sumamente común, y solucionarlo es por lo general más sencillo de lo que se cree, pero es necesario encararlo y atenderlo. 

 

 

 

 

 



(*) Fragmento de la canción “Rómpeme Mátame” del grupo “Trigo Limpio”

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