Temas para vivir mejor

Ser padres felíces.


         La mejor forma de qrantizar el ser buenos padres es, ser padres felices.

 

         Qué lógico y verdadero suena esto cuando conocemos a una persona feliz, cuando vemos lo que hace, lo que siente, cómo se relaciona, cómo vive, cómo trabaja, cómo ama y cómo se ama.  Una persona feliz está plena, disfruta todo, hasta las pequeñas cosas, ama la vida y la  abraza, y se relaciona con otros ya sean familiares, amigos o pareja, no porque los necesite para llenar sus vacíos, sino para compartir con ellos su abundancia y su plenitud. Mi amiga Annie Stirling me decía:

         -Martha, me siento tan plena, que me gustaría tener una pareja para compartir mi felicidad con él. 

 

         Estar con una persona feliz, es verdaderamente agradable, ser pareja de una persona feliz es maravilloso y enriquecedor, ser hijo de unos padres felices es sentirse seguro, amado, y con el permiso de también ser feliz. Los hijos de padres infelices se sienten culpables cuando ellos son felices.  Qué hijo se puede ir a un viaje, a una fiesta o a cualquier actividad que le proporcione felicidad, cuando sabe que dejó en casa a una madre o a un padre lleno de amargura, sufriendo, lamentándose de lo horrible que es su vida. ¿Cómo un hijo se va a dar a sí mismo el permiso de ser feliz cuando sus padres no lo son? 

 

         Mientras más feliz seas, mejor padre serás. Cuando hablo de felicidad no me refiero a esos picos de efusividad que en algún momento dado podamos sentir, provocados por algo externo como una buena noticia, una nueva relación, una vivencia estimulante; la felicidad no depende de lo que está pasando afuera; es un estado interno presente aún en los momentos difíciles de la vida; tiene que ver más con la paz que con la euforia. Ese estado interno puede ser matizado y embellecido por momentos especiales, plenos y estimulantes, pero no depende de ellos para existir.  Una persona feliz ES feliz, no está feliz. 

 

         Una madre divorciada me preguntó un día:

         -¿Cómo puedo ser feliz cuando mi vida es tan difícil?  No tengo pareja, mis hijos tienen muchas actividades y paso sola casi todo el día...- y continuó con una larga lista de quejas e inconvenientes. 

 

         Una de las cosas que nos impide ser felices, y que incrementa el sufrimiento en la vida, es el significado que le damos a lo que nos pasa, por ejemplo: no tener pareja es algo muy malo, una mujer sin pareja está incompleta y no es respetable.  estar sólo es una desventaja, la soledad es terrible.

 

         Noventa por ciento del sufrimiento es subjetivo, es ese significado negativo que le damos a las situaciones de la vida. Si bien no pretendo negar que hay algunas sumamente difíciles y dolorosas, la mayoría de las causas del sufrimiento son debidas a nuestra forma de tomar lo que la vida nos presenta. Así una madre, en lugar de lamentarse porque sus hijos ya crecieron y se han ido física o simbólicamente de la casa, -el famoso momento del “nido vacío”-, podría verle el lado positivo y tomarlo como una ventaja porque ahora  tiene mucho tiempo para hacer todas esas cosas que no podía cuando sus hijos eran pequeños.

 

         La felicidad se construye, esa es la buena noticia, tú puedes hacer que tu vida sea plena y satisfactoria, y los siguientes son algunos de los tantos caminos para lograrlo:

 

-       Primeramente necesitas tomar la responsabilidad de tu propia vida, y dejar de esperar que alguien allá afuera de ti, te haga feliz. Sé muy bien que es más cómodo depender de otros para esto, porque así tendrás a quién echarle la culpa si las cosas van mal. Sé muy bien que es más cómodo decir: “mi marido,  mi esposa o mi hijo me tiene así” (nervioso, aburrido, infeliz, obeso, deprimido, etc.), que decir “yo no hago nada por cuidarme a mí mismo”. Sé que es más cómodo decir, como alguien me comentó en un curso: “Tengo una lista de 10 buenas películas que ya pasaron y me he quedado con las ganas de ver porque mi marido no me lleva al cine”, que decir: “yo no hago nada para proporcionarme esa gran alegría que me dá ir al cine, y he dejado pasar 10 buenas películas”.

 

        Por favor convéncete de una vez, nadie, absolutamente nadie te puede hacer feliz,  y nadie está obligado a hacerlo porque esa es tu responsabilidad. Aún cuando a veces parece que alguien lo está haciendo, por ejemplo al inicio de una nueva y buena relación, si supones que esa persona te hace feliz significa que le estás dando ese poder, de manera que si se va de tu vida, se lleva consigo tu felicidad.  Las buenas relaciones de pareja te hacen feliz no porque el otro te de algo que no tienes, sino porque te permite ver proyectadas en él o ella, las partes mas hermosas y luminosas de ti mismo.  ¿No es maravilloso saber que ahí están dentro, que son tuyas, que aun si el otro se va puedes reactivarlas una y otra vez porque te pertenecen?

 

        Lo importante entonces es que podamos reactivar esas hermosas partes nuestras que tocamos cuando estamos enamorados, aún sin tener una pareja o aun cuando nuestra pareja no satisface nuestras expectativas. Cualquiera de las actividades mencionadas anteriormente como caminos a la espiritualidad,  nos pueden llevar a vivir ese estado de fascinación y plenitud que sentimos cuando estamos enamorados. Es increíble como algo como una puesta de sol frente al mar puede provocar ese éxtasis  que humedece los ojos, ensancha el corazón, eriza la piel y recorre el cuerpo y el Alma como un bálsamo unificador.

         

 

     -  Deja de quejarte; aprecia lo que sí tienes en lugar de lamentarte por lo que no tienes. Despierta  una mañana con tu pareja al lado, y has un recuento de todo lo bueno que tiene, y luego date cuenta cómo cambian tus sentimientos. 

 

         La acción de quejarte te quita mucha energía, te drena, te hace sentir impotente y amargado. Es así de simple: si no te gusta lo que tienes en la vida, has algo para cambiarlo, si no quieres hacer nada estás en tu derecho, pero deja de quejarte.

 

-Has actos de amor por ti.    Cuando alguien te ama, te está enseñando cómo amarte a tí mismo. Quien te ama te dice cosas hermosas, te regala algo bello, está pendiente de satisfacer tus necesidades, te complace, te apoya, te cuida, te expresa su amor de muchas formas.  La idea es entonces que tú aprendas a hacer contigo mismo lo que hace quien te ama:  decirte cosas hermosas, regalarte algo bello, estar  pendiente  de satisfacer  tus necesidades,  complacerte,  apoyarte, cuidarte, expresarte  amor de muchas formas.

 

 ¡Cuántas veces dejamos de escuchar nuestras necesidades y deseos! ¡Cuántas veces ahogamos nuestros sueños y le decimos no a nuestros proyectos! ¡Cuántas veces ignoramos nuestros ciclos, nuestros derechos, nuestra naturaleza! Es cierto que las realidades de la vida a veces nos impiden satisfacer todo esto al cien por ciento, pero también es cierto que si no puedes tener el océano completo, sí al menos una laguna. 

 

   Si tienes una necesidad, un deseo, un sueño, y no lo puedes satisfacer en la medida que quisieras hazlo en la medida que sí  puedas, congruente con tu  realidad,  tus posibilidades y tu tiempo, pero no cometas el error de ignorarlo por completo, porque  al hacerlo te convences de que tú no vales, de que tú no mereces, de que no vale la pena hacer ese esfuerzo por ti mismo.  Y este es   un camino seguro a la infelicidad.  

 

        Propónte cada día  hacer un acto de amor por ti. ¡Hay tantas  formas!   Cómprate eso que te gusta, tómate unas horas en el día para conversar con un amigo, o para darte  un baño de burbujas o para ir a ese lugar, o para estar sólo.  Organiza tu salida al cine para ver la película que tantas ganas tienes, ve al médico a revisarte ese dolorcito que no has hecho caso, descansa, empieza hoy ese proyecto o ese curso; y si no se te ocurre qué hacer para darte amor a ti mismo, pregúntale a tu cuerpo, pregúntale a tu mente, pregúntale a tus emociones, pregúntale a tu Alma, pregúntales qué necesitan y ten por seguro que te responderán. 

 

 

-       Has cosas que te gustan.  Algún día leí que si pudiéramos ver en microscopio la estructura de la felicidad, veríamos que está hecha de muchos momentos plenos.  Cuando haces algo que te gusta, sea lo que sea: nadar, cocinar, conversar, caminar, leer, hacer el amor, trabajar, construir una mesa, jugar futbol, despiertan en ti sentimientos agradables; hacer cosas que te gustan te  sana, te motiva y te fortalece. 

Facebook

Registro

REGISTRATE para recibir información sobre la autora y sus libros

Debes ingresar un correo